lunes, 17 de septiembre de 2018

Los niños ya no saben jugar rayuela

Era la celebración del día del niño y me ofrecí a ayudar a organizar los juegos tradicionales, me toco colaborar con uno de mis juegos favoritos en la infancia, la rayuela. Este juego requiere una cierta agilidad ya que su objetivo es mejorar el equilibrio y la coordinación, también ayuda a los niños a aprenderse los números.

En mi intento los niños se agruparon en filas, mi sorpresa fue que la mayoría de los niños que observe tenía una idea de que era el juego, pero no sabían como jugarlo, les comente que teníamos que situarnos detrás de la casilla número 1, luego debíamos saltar por cada uno de los números con un pie, aunque habían casillas en las que  teníamos que saltar con los dos pies hasta llegar al número 10, para luego regresar de nuevo, una vez que llegábamos al inicio procedíamos a lanzar  el tejo (piedra) a la casilla 2 y así se desarrollaba sucesivamente, claro sin perder el equilibrio, si perdías el equilibrio o caías en la línea era el turno del siguiente en la fila.

Les expliqué varias veces el procedimiento, luego cogí a uno por uno para explicarles de nuevo, en mi intento una joven me observo y también intento explicarles. Por más que les insistí que era bonito jugarlo, cuando les tocaba saltar abandonaban el juego. En un parpadear los niños ya se habían desmotivado y prefirieron jugar en el saltarín y olvidar esos bellos juegos tradicionales que yo practicaba de niña.

¿Qué pasó con esta generación de niños? ¿Por qué se han dejado de jugar los juegos tradicionales? ¿El no dejarlos salir a jugar con sus amigos fuera de casa, por la delincuencia, tendrá algo que ver? ¿Pasar mucho tiempo con dispositivos electrónicos impide el desarrollo de estas habilidades? 
Estas son las preguntas que pasan por mi mente, como padres, docentes y comunidad en general tenemos esta gran responsabilidad de motivar a los pequeños en practicar estos juegos, ya que estos nos permiten tener un acercamiento con las diferentes generaciones, un padre jugando con su hijo afianza esos lazos, que favorecen a comprensión del niño y el entendimiento de múltiples aspectos.

Desde las escuelas en las recreovías también podemos apostarle a la enseñanza de estos maravillosos juegos ya que transmiten un conjunto de experiencias significativas desde un marco lúdico que   facilita el conocimiento y dominio del cuerpo y sus movimientos, así como la adquisición de valores y normas necesarias para la vida en sociedad.




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